Nuestras Presentaciones Roscas con Chocolate
¿Dónde Comprarlas?

Recetas hechas con galletas Lili.

- Tarta de galletas: galletas Lili de Manzana trituradas mezcladas con mantequilla formando una base para un relleno de crema o frutas frescas.
- Helado de galleta: galletas Lili en rosca de trituradas mezcladas con helado para crear una textura crujiente.
- Milkshake de galleta: leche, helado de vainilla y galletas Lili sabor nuez trituradas combinados en una licuadora para hacer un batido espeso y dulce.
- Cheesecake de galleta: galletas Lili de Almendra trituradas mezcladas con mantequilla para formar la base, y rellenas con una mezcla de queso crema, azúcar y esencias.
- Galletas rellenas: dos galletas Lili de coco juntas con un relleno de mermelada, nutella o crema.
- Pudín de galleta: galletas Lili de nuez trituradas mezcladas con leche y azúcar para hacer un postre similar a un flan
Sobre Nosotros

Hay libros que pueden cambiarnos la vida por completo. Lo mismo puede suceder con una carta o incluso con un recetario. Y eso es lo que le sucedió a Don Javier Jiménez Figueroa el día que descubrió, en la casa de sus padres, un viejo cuaderno con recetas de cocina que de puño y letra había escrito su tía abuela Lilí. En la portada se podía leer “Recetas de Méjico”, así, escrito con “j”, lo que nos da idea de cuán viejo era ese libro. Esto sucedió en el año de 1953, cuando Don Javier apenas contaba con 25 años. Cuando abrió las páginas de aquel antiguo encuadernado, se encontró con un universo de sabores y aromas que se desprendían de toda clase de platillos de diversas regiones del país. Lo mismo se explicaba a detalle cómo realizar un elaborado mole que una salsa de pipián.
También había instrucciones de como cocinar una acogedora sopa que una fresca ensalada. Pero lo que más llamó la atención de Don Javier fue el extenso catálogo de postres que encontró en el recetario: chongos zamoranos, ates de distintas frutas, torrejas bañados en miel, buñuelos crujientes y sobre todo, un variado surtido de recetas para hornear galletas.
Tras su encuentro con aquellas páginas algo despertó en el corazón de Don Javier. Venían a su mente los perfumes, las formas, las texturas y los sabores de las galletas que se describían en aquel viejo texto.
De pronto, sus ojos se iluminaron cuando visualizó la idea de fabricarlas y comenzar una nueva aventura. En aquel entonces, Don Javier trabajaba como asistente personal de Don Ángel Urraza, presidente de la Compañía Hulera Euzkadi. A pesar de salir cansado del trabajo, el sueño de emprender un nuevo proyecto le daba las fuerzas para llegar a casa de sus padres, en la Colonia Doctores y preparar las galletas del recetario con la ayuda de su hermano Carlos. Como es de imaginarse, el apoyo de la familia fue un factor clave en el comienzo de esta historia.
CARLOS AMADOR ACOMPAÑADO DE LA ACTRIZ MARGA LOPEZ. FOTO: ARCHIVO CASSASOLA. Don Javier había aprendido de uno de sus anteriores jefes -el famoso productor de cine y televisión Carlos Amador- que con disposición, disciplina y trabajo era posible emprender un negocio. Con esa actitud, poco a poco, hizo que sus galletas cobraran fama en el barrio, con los amigos, con los familiares. Luego comenzaron a incrementarse los pedidos de personas desconocidas hasta que decidió renunciar a su trabajo para dedicarse de lleno a su empresa.
Fue tal el éxito de las galletas, que la cocina de aquella casa se fue expandiendo a otras habitaciones para poder hornearlas, decorarlas, empacarlas y almacenarlas. En sus comienzos, las galletas se vendían en charolas y en bolsas, sin envase propio y sin marca, principalmente en panaderías y comedores. Luego, para cuidar el producto y su presentación decidieron comercializarlo en una caja colorida que abrió las puertas de nuevos mercados: escuelas y tiendas de autoservicio, particularmente en “La Comercial Mexicana” que con la promoción “Ofertas mexicanas de Septiembre” dio la bienvenida a las galletas del recetario de la tía abuela Lilí.
Don Javier se dio cuenta que, en el mercado, las galletas que se comercializaban eran fabricadas con conservadores, saborizantes y colorantes artificiales. Mientras tanto, las galletas que él ofrecía a los consumidores tenían un sello casero, pues respetaba el uso de ingredientes naturales que se indicaban en el recetario de la tía abuela. Cayó en cuenta de que eso era parte fundamental de la calidad y el éxito de su producto.
Así, decidió que solamente habría de modificarse lo que fuera estrictamente necesario, sin demeritar en la calidad de las galletas y sin afectar en la salud de los consumidores. Con el paso de los años se sustituyó solamente la manteca de cerdo por margarina y grasas vegetales. También se sustituyó la leche fresca por leche en polvo. Con ello, se mejoró el producto, logrando entre otros aspectos la reducción de cantidad de grasa animal. Probar nuevas envolturas y envases así como emplear aceites esenciales ayudó a ampliar la vida útil de anaquel y mantener el sabor de las galletas sin la necesidad de usar conservadores.
A principios de los años sesenta, cuando la Casa de la Colonia Doctores fue insuficiente para la producción que se había alcanzado, Don Javier y su equipo se trasladaron a un espacio más adecuado y amplio en la colonia Campestre Churubusco. La nueva planta Lilí operaba hasta por 72 horas semanales. En aquellos años, en los aparatos radiofónicos que sintonizaban la XEW se escuchaba el jingle “Mamá yo quiero galletas, que sean, que sean Lilí”. Nuestras galletas estaban en la mesa de cientos de hogares mexicanos y la empresa daba sustento a alrededor de 40 familias, entre personal de producción, vendedores, administradores y choferes.
Para 1975 la firma Lilí se había convertido en una Sociedad Anónima y diez años más tarde Don Javier y sus colaboradores cortaban el listón inaugural de una nueva planta en la que se había invertido una fuerte suma de dinero para dotarla de equipo semiautomatizado. Muchos corazones entusiasmados se preparaban para comenzar esta nueva etapa en la vida de la compañía
Producimos las galletas que más gustan a la gente. Nuestros productos, por la calidad de los insumos utilizados y por el amor con que se fabrican tienen un sabor inigualable.
Conformamos un equipo que trabaja con orgullo y satisfacción, y que se está superando constantemente para seguir desarrollando su potencial y así ser la mejor compañía en nuestro tipo.
Lo bien hecho. Nos aplicamos a nuestro trabajo, nos apasiona, buscamos la perfección y la excelencia. Eso es lo que nos satisface y motiva.
En nuestros productos: empleamos ingredientes naturales de primera calidad.
En nuestro actuar: nuestros colaboradores son el recurso más importante de la empresa. Ellos son valorados, recompensados, reconocidos y ascendidos por su mérito y desempeño.
En nuestro producto: Ofrecemos productos apegados fielmente a nuestra receta original, conservando la tradición de la Cocina Mexicana. En nuestro actuar: somos francos, honestos y hacemos lo correcto.
En nuestro producto: a partir de los ingredientes y pasos del recetario original, estamos siempre en busca de nuevas ideas creativas de sabores y presentaciones para nuestras galletas.
En nuestro actuar: trabajamos para mejorar nuestros procesos para exceder las expectativas de los consumidores y asegurar nuestra competitividad en un entorno global.
En nuestro producto: vendemos solo galletas de las cuales nos sentimos orgullosos, es decir, galletas que podemos ofrecer a nuestros hijos y a nuestras familias.
En nuestro actuar: Trabajamos de forma comprometida y responsable, apegados a leyes y reglamentos, con una actitud ética.
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